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El envejecimiento cutáneo y la “revolución gris”


El envejecimiento cutáneo y la “revolución gris”
Postado por: Samara Eberlin em 02 de Novembro de 2016

Arte y Ciencia Cosmética 28(65): 18-24, 2016.
ISSN 0122-8072.
Pinheiro ALTA, Lizárraga A, Silva MS, Facchini G, Eberlin S.


El envejecimiento de la piel representa un proceso insidioso, multifactorial, progresivo y degenerativo, de curso inevitable y prácticamente irreversible. Se lo considera como siendo el resultado de dos procesos sinérgicos de envejecimiento: el proceso intrínseco (o cronológico) y el extrínseco o fotoenvejecimiento. El envejecimiento extrínseco corresponde a los cambios ocurridos en la piel debido al estilo de vida y es influenciado, principalmente, por la radiación ultravioleta (UV), seguido por los productos químicos, tabaquismo, calor y demás insultos ambientales. Los dos procesos aceleran las reacciones sufridas por el tejido cutáneo durante el proceso de envejecimiento, alterando directa o indirectamente el complejo sistema neuro-inmuno-endocrinógico de la piel. Macroscopicamente, el envejecimiento intrínseco acarrea cambios considerables, que incluyen atrofia dérmica, aparición de arrugas, aspereza, pérdida de elasticidad y de la capa lipídica subcutánea. Por otro lado, la apariencia grave de este proceso se debe a los cambios histológicos drásticos representados principalmente por una atrofia profunda de la arquitectura dérmica, con reducción del número y función de los fibroblastos, destrucción de importantes estructuras proteicas, especialmente colágeno y elastina, así como una alteración en la “homeostasis celular proliferativa”, resultando en lesiones muchas veces malignas o irreversibles. El fotoenvejecimiento deja la piel áspera, con muchas manchas y arrugas profundas.